viernes, 16 de octubre de 2009

Lindos recuerdos...

Era una mañana de invierno, recién me había despertado, eran las 8: 30 de la mañana. Desenchufo el cargador de mi celular y veo en la pantalla un mensaje: Qiers vnir a mi casa? Jaja! Era ella, hace 2 meses que no la veía, la extrañaba mucho, no sabía que hacer en ese momento ¿Debía ir? Seguro era por alguna tontería, hola, cómo estás, chau. Pero algo me decía que debía ir. Le respondí el mensaje: Klaro no t preokupz aorita zalgo iego n mdia ora =D. Me duché, me puse un polo nuevo, cogí las llaves del carro y me fuí.

En el carro, estaba escuchando Por amor de Amén, que canción más precisa pensé, en el viaje hasta su casa, me puse a recordar todos los momentos que vivímos juntos, todas las cosas que hicimos, me di cuenta que no podía olvidarme de ella, es mucha cursilería por hoy pensé, puse la radio y prendí un cigarro, sin poder dejar de pensar en ella.

Cuando llegué me di cuenta que al costado estaba mi cámara de trabajo, había tomado muchas fotos artísticas, quizás quiera que nos tomemos unas fotos pensé, así que cojí la cámara y toqué su timbre. Sí? Soy yo. Ah, hola, pasa. Que gracioso, era ya mucho tiempo que no recorría aquel pasillo. Se abrió la puerta de su departamento. Hola, a los años, me dijo. Sí, lo mismo digo yo, le dije con una sonrisa un poco sarcástica. Me dio un beso en la mejilla. Quiéres pasar? Claro, si es que no voy a incomodar. No te preocupes.

En su departamento, vi que todo estaba igual que la última vez que entré, solo había un nuevo adorno puesto sobre la mesa. Se sentó en el sofá, estaba con su bata de dormir, se veía tan hermosa, hasta ahora no puedo olvidar esa imágen, seguía igual que antes, igual de bella; su cara, seguía igual de preciosa aún así recién se haya levantado; sus ojos, siempre me llamaron la atención, podía mirarla a los ojos todo el tiempo y no dejar de hacerlo, después de todo, fue lo que más me cautivó de ella. Ven, sientate, me dijo. Me senté y empezamos a hablar de todas nuestras cosas desde la última vez que nos vimos, pero a pesar de las risas y todas las cosas que nos contabamos, realmente lo único que hacíamos era alargar el momento para poder llegar al tema que realmente queríamos hablar. Estás con alguien? me preguntó, era la pregunta clave que nos abrió la puerta a donde realmente queríamos llegar, al menos yo sí quería llegar. No, por el momento estoy solo, algunas escapaditas quizás, pero nada serio. Y tú?, Tampoco... Hubo un silencio que invadió la sala por unos segundos que parecían eternos. Te acuerdas aquellos momentos? me preguntó. Claro, fueron muy buenos en verdad, momentos graciosos, momentos felices y también tristes. Bajó la cabeza no sabía que decir, hasta que me tocó a mí llevar la conversación y le dije: Como en toda pareja, claro, pero siempre recordaré los momentos felices. Sonrió y luego me preguntó, me extrañas?

Hay momentos, en los que sientes que hay dos puertas y que todo lo que venga después depende de solo que puerta habras, obviamente, la puerta en la que entres no podrás salir nunca y, quizás, luego nos arrepintamos de la decisión. Bueno este caso es uno de los tantos iguales. Solo que su mirada me quitaba la facultad de pensar y de la nada se me escapó un sí. En mi mente se dibujó que luego me diría, todavía? Ha pasado mucho y no te olvidas? Pero, para mi sorpresa, me dijo: Yo también y mucho. Me quedé en silencio. No sabía que decir. Quieres ir a mi cuarto?, Tan rápido? me reí. Claro, todavía se puede, me dijo sarcásticamente.

En su cuarto, todo seguía igual, sentí que no había pasado el tiempo por su casa. Te acuerdas? Me mostró la cadena que le regalé cuando todavía eramos enamorados. Claro, me acuerdo que ese día me quedé sin pasaje por comprartela y tuve que regresarme caminando hasta mi casa y casi me roban, y no te enteraste hasta un mes despúes. Nos reímos. Fue muy lindo de tu parte, me dijo. En ese momento, solo nos vimos a los ojos y todo empezó a pasar, nos abrazamos y luego nos besamos, después con la mente nublada la empecé a desvestir hasta que me fijé de su hermosa silueta, empecé a besarle cada rincón de su bello cuerpo, y luego le puse la cadena, se veía como un ángel y su única prenda era aquella cadena. Era una imágen tan preciosa que le pedí para tomarle unas fotos. Al principio me dijo que no, pero luego terminó aceptando. Tomé varias fotos, y luego de eso, nos metímos en su cuarto. Cuando me di cuenta, estaba hechado en su cama y ella me estaba abrazando, le dí un beso en la mejilla para despertarla y revisé el reloj, eran las 2 de la tarde. Me vestí y le pregunté: Qué será de nosotros después de que haya cruzado esa puerta? Me respondió: Todo vuelve a la normalidad, esto pasa a ser uno más de los tantos recuerdos que hemos tenido. Le pregunté: No puede ser otra vez aunque lo queramos, verdad? Se quedó callada y me dijo: No lo creo, te extraño, y creo que el resto es más que obvio, pero nada va más allá de esto... Me acompañó hasta la puerta y cuando iba a darle un beso, me dió solo la mejilla.

Regresando a mi casa, me puse a revisar las fotos y pensé: "Que lindos son los recuerdos..."

4 comentarios:

  1. Bien chinoo, otro con los recuerdos morbosos :D pero asi es la vida, lo mejor que pasan son ese tipo de cosas que te dejan marcado, te leere con atencion desde hoy :) uno mas para la lista de blogs del 203 ;)

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  2. que buena historia chino, las cosas en la vida pasan y a veces no nos damos cuenta, cuando ya estamos muy envueltos en alguna situación y nos perjudicamos o por el contrario, nos hacen felices.

    Sólo pasan

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  3. escribes muy bonito, se nota que eres una persona bastante sencible y que tienes talento para trasnmitir loque percibes.

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